El Vaticano.- En la basílica de San Pedro, la misa crismal del Jueves Santo fue presidida por el cardenal Calcagno, delegado del Papa Francisco, quien continúa convaleciente. En la homilía, la invitación a los sacerdotes fue a recomenzar durante el Año Jubilar «bajo el signo de la conversión» y a transformar las palabras en acciones tangibles.
“El año jubilar representa para nosotros los sacerdotes, un llamado específico a recomenzar bajo el signo de la conversión”. Lo subrayó el Papa Francisco en su homilía del Jueves Santo por la mañana, durante la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro.
El texto de la homilía fue leído por el Cardenal Domenico Calcagno, Presidente Emérito de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, delegado del Pontífice, aun convalesciente en Casa Santa Marta.
Durante la celebración se renovaron las promesas sacerdotales y se consagraron los óleos que se utilizarán posteriormente para los distintos sacramentos a lo largo del año, como el Bautismo, la Confirmación o la Unción de los Enfermos. Participaron en la misa unas 4300 personas, entre ellas 1800 sacerdotes y 2500 fieles.
Francisco, de 88 años, no estuvo presente en la misa del Jueves Santo celebrada por la mañana en la Basílica de San Pedro. Sin embargo, reportes no confirmados de la prensa italiana apuntaron que se espera que más tarde visite la prisión central de Roma para cumplir con una cita que ha mantenido a lo largo de su papado: conmemorar la Última Cena de Cristo antes de su crucifixión.